TIC junto a la Educación Social, ¿elemento transformador?
- educarlex
- 22 may 2018
- 4 Min. de lectura
Vivimos en una sociedad cambiante, donde se han construido una nueva serie de realidades sociales en las cuales uno de los factores fundamentales son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), su poder e influencia. En relación con este aspecto, a partir de la creación de nuevos espacios se crean nuevas formas de exclusión social que van de la mano junto a los avances tecnológicos y sociales. Donde encontramos exclusión social, deberíamos encontrar la figura del educador y la educadora social. La existencia de un concepto como la brecha digital, generadora de una de las exclusiones sociales más pronunciadas en la actualidad nos obliga a plantearnos la intervención en y para las TIC como un eje fundamental en la profesión.
La educación social es una disciplina compleja, relativamente moderna y cuyos objetivos y finalidades ante una falta, en ocasiones, de indefinición son erróneamente confundidos con los de otros profesionales. Creo que las labores del educador social deben tener un objetivo fundamental: la transformación social. Si bien esa función está implícita en las que normalmente se establecen, es necesario destacar su importancia. Este cambio, que debe ser real y efectivo, pasa por la intervención en todos los ámbitos: formal, no formal e informal; creando espacios para la socialización de los usuarios y las usuarias en sus contextos y con independencia de sus características.
Las TIC, como factor clave que ha dinamitado profundos cambios de orden social, han modificado nuestra forma de relacionarse con la cotidianidad: tramites electrónicos, nuevas formas de producción, nuevos puestos de trabajo (y la eliminación de otros que están quedando obsoletos), la interacción en espacios donde anteriormente la comunicación era imposible de imaginar más allá del binomio “emisor-receptor”, etc.
De la misma manera, los procesos de enseñanza-aprendizaje también se han visto modificados, reformulando las normativas, los currículums y metodologías. La sociedad de la información da lugar a la mundialización y, por ende, a la interdependencia cultural, al aumento desorbitado de la velocidad de transmisión de la información y originando a su vez la reducción del tiempo histórico. En esta sociedad, el uso de la tecnología es indispensable y el acceso a la información es generador de desequilibrios entre los distintos miembros de la sociedad, motivando la alteración de lo económico, político y social. El uso de los medios tecnológicos y digitales va a ser un elemento distintivo del comportamiento humano (Sampedro, 2015).
“En las sociedades del conocimiento todos tendremos que aprender a desenvolvernos con soltura en medio de la avalancha aplastante de informaciones, y también a desarrollar el espíritu crítico y las capacidades cognitivas suficientes para diferencias la información útil de la que no lo es” (UNESCO, citado en Sampedro, 2015:18).Nos vemos obligados a establecer una serie de intervenciones socioeducativas que complementen a la educación formal y se encarguen de la alfabetización digital, crítica y reflexiva de los educandos y las educandas. Las TIC no solo presentan una cantidad ingente de información que cambia nuestra percepción sobre el mundo, sino que afectan a diario transformando nuestros comportamientos en aspectos de los que ni siquiera somos conscientes, haciendo aún más importante esta intervención para no sólo saber manejarlas de forma técnica sino para saber cómo utilizarlas de manera responsable.
Para poner de manifiesto el impacto y la importancia de las tecnologías, Adell (citada en Agudo, 2010), establece cómo a lo largo de la historia se han producido distintos hechos históricos que demuestran la forma en la que el ser humano ha utilizado distintos medios y recursos que se han ido adaptando y han evolucionado en consecuencia con las épocas: el desarrollo del lenguaje oral, la difusión de la escritura, la aparición de la imprenta y el uso de los medios electrónicos y la digitalización. De la misma manera que la aparición del lenguaje oral fue una revolución, nosotros estamos viviendo otra revolución por los medios digitales, que proporcionan niveles de interacción totalmente diferentes, amplían nuestros niveles de procesamiento y manipulación de la información y propician nuevos sistemas comunicativos que una rama como la Educación Social debe utilizar a su favor y conocer de manera adecuada (Agudo, 2010).
En este sentido, pues, la Educación Social juega un papel fundamental a la hora de relacionar la socialización del individuo con una sociedad tecnológica, formando ciudadanos y ciudadanas competentes en el uso de las tecnologías. Van a ser elementos de la vida cotidiana y, por lo tanto, deben formar parte de las metodologías; más como algo totalmente integrado que como una innovación puramente tecnológica. Debemos conocer sus beneficios, sus perjuicios y sus limitaciones y hacer consecuente su uso en los procesos educativos para evitar el desajusto de los educandos ante la incapacidad o uso de las TIC.

Si bien la inclusión digital no supone una inclusión social, esta es un elemento fundamental para facilitar la segunda si los proyectos relacionados son realizados y establecidos de manera adecuada. En este sentido, hace falta destacar que las actividades e intervenciones centradas tradicionalmente en el uso instrumental de las distintas herramientas no estén limitadas de esta manera. Se trata de conseguir incluir en ellas la formación en el uso adecuado de las TIC, el desarrollo de valores y capacidades sociales y emocionales y, como objetivo fundamental, que los sujetos sean críticos, reflexivos y activos respecto a su uso (Travieso y Planella, 2008).
Hay que criticar también las labores del sistema educativo y también de los educadores y educadoras sociales, que aún no parecen adaptarse al ritmo social y tecnológico adecuado. Existen numerosas resistencias y reticencias ante los entornos digitales y tecnológicos. Debemos establecer relaciones que se complementen con lo digital para realizar un proceso realmente alfabetizador. Tecnología y aprendizaje no son términos opuestos, son complementarios (Equipo EducaBlog, 2017).
No podemos limitarnos como profesionales a pensar que el uso de la tecnología vaya a restar humanidad tanto a nuestra labor como a los educandos y educandas y su relación con el mundo. Si el análisis queda restringido a esa opinión, entonces no se estará haciendo una buena lectura de la realidad ni una intervención adecuada. Referencias bibliográficas Agudo Prado, S. (2010). El uso comunicativo de las TIC en educación social. RES Revista de Educación Social, 6(11). Equipo EducaBlog. (2017). La educación social en la competencia digital. RES Revista de Educación Social(24), 1074-1077. Sampedro Requena, B. E. (2015). Las TIC y la educación social en el siglo XXI. Revista de Educación Mediática y TIC, 5(1), 8-24. Travieso, J. L., & Planella, J. (2008). La alfabetización digital como factor de inclusión social: una mirada crítica. Revista sobre la sociedad del conocimiento(6), 1-9.
Autor: Antonio Uceda Céspedes, estudiante de educación social
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