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Educador Social en Alaska – Entrevista a Sera Sánchez

  • Foto del escritor: educarlex
    educarlex
  • 27 may 2020
  • 10 Min. de lectura

ESPACIO PERSONAL

1. Lo primero y puede que más importante, cuéntanos un poco sobre ti.

En lo profesional soy educador social y mediador familiar. Profesor universitario en la  UdG y tutor en la UOC. En lo personal, un ciudadano con intereses bastante corrientes.

2. ¿Qué tipo de libros te gustan?

Que no pesen mucho. Es broma. De hecho leo a Pinker, cuyos libros son bastante voluminosos.  Leo ensayo y reportajes periodísticos fundamentalmente.

3. ¿Cómo te describirías con una sola palabra?

Imposible.

4. ¿Cuál es tú película favorita?

Memorias de África. No es la mejor que he visto, pero si la más perfecta. Por lo menos la más bonita. Ese Redford lavando el pelo a la Streep.

5. Si te dieran la oportunidad de obtener un superpoder, ¿cuál sería?

Iba a decir una obscenidad, pero mejor no. No sé, poder convertir los kikos en euros de circulación legal.

ESPACIO PROFESIONAL

6. ¿Cómo explicarías a alguien que no conoce la profesión de Educación Social qué es?

Es complicado porque es una profesión demasiado polisémica que encima discurre en contextos poco definidos. Quizás contestaría a la gallega ¿tú que crees que es? Y a partir de ahí aclarar o confirmar su respuesta. ¿Cuáles son a tu juicio los rasgos más significativos de la Educación Social? Debería ser una profesión que trabaja para la igualdad de oportunidades de los ciudadanos (no el igualitarismo). A veces se aproxima a su objetivo y a veces se pierde en el buenismo y lo políticamente correcto.

7. ¿Cuál considera que es el componente que diferencia nuestra profesión de todo el espectro de profesiones sociales?

Por el lado negativo: la indefinición y el poco sueldo (aunque en todas las profesiones sociales se gana poco). Por el positivo: quizás el tema vocacional.

8. Para todo el alumnado del grado que nos pueda estar leyendo, ¿qué consejos les darías para hacer frente a su futuro profesional?

Que lean mucho, también cosas ajenas a la profesión. Se trata de amueblar la cabeza. Que huyan de la queja y el victimismo. Y, a poder ser, que disfruten todo lo que puedan.

9. ¿Cómo ha sido tu experiencia profesional como Educador Social en servicios sociales durante tantos años?

Bien cuando se ha tratado de trabajar con los ciudadanos en las entrevistas y también con otros profesionales en diferentes proyectos. Lo he llevado y lo llevo mal cuando he tenido que lidiar con el asistencialismo.

¿Cuál es la función de un educador o educadora social en servicios sociales?

Debería ser trabajar, con otros, por la igualdad de oportunidades de los ciudadanos, pero siempre desde una perspectiva realista, que si no el batacazo es enorme.

10. ¿Había presente un equipo interdisciplinar?

El equipo básico era una trabajadora social y yo. Pero siempre he trabajado los casos con multitud de profesionales.

Y sintiéndome obligado a ampliar esta pregunta, ¿te has enfrentado en algún momento de tu carrera profesional a la problemática de “solapar funciones”?

Nunca. No he perdido ni un minuto en eso. Siempre he estado más por unir esfuerzos y cerebros, que no está la cosa como para desperdiciarlos.

11. Respecto a lo que la Educación Social se refiere, ¿has tenido que lidiar en algún momento de tu trayectoria profesional con la problemática del desconocimiento de tus funciones y competencias propias?

Bueno, eso es un clásico. La indefinición del encargo. Una cosa lleva a la otra. Al final descubres que una parte del encargo tiene que construirlo uno mismo, lo cual es una suerte y una desgracia al mismo tiempo. Pero si uno tiene claro lo que tiene que hacer explicarlo a los demás es más fácil.

12. Recientemente ejerces como Técnico Comunitario, pero para quien lo desconozca, ¿cuál es el papel de esta profesión?

Potenciar y provocar la creación de vínculos entre las personas. También trabajar para que toda la comunidad participe en las decisiones políticas que le afectan.

13. Como profesor universitario, ¿qué papel considera que realiza la institución universitaria por el avance de la Educación Social como profesión?

Le da, o le debería dar, ciencia, en el sentido amplio: en lo que significa de rigurosidad, experimentación, reflexión, razón.

14. Estudiaste teatro cinco años en la escuela de teatro de Granollers. ¿Qué te empujó a querer explorar el mundo “artístico”? ¿Tu formación teatral te ha ayudado en tu configuración como Educador Social?

En un principio era un mundo a explorar, una especie de probarme a mi mismo, como viajar solo y ese tipo de cosas. Luego descubrí que era un artefacto muy bueno para explicar historias. Respecto a si me ha ayudado como educador, pues seguro que sí. En esta profesión, como en la mayoría, las experiencias que parecen intelectualmente ajenas a veces enriquecen más que las que se consideran genuinas.

15. La situación actual que estamos viviendo está generando en la sociedad un sentimiento de pertenencia hacia algo mucho más grande y aunque también estamos siendo testigos de lo mejor y de lo peor del ser humano, está claro que la ciudadanía no será la misma tras lo vivido. Entonces, ¿qué estaba ocurriendo antes? ¿El problema es que nuestra tendencia natural es acabar oscilando hacia la desidia?

Bueno, no sé si estoy de acuerdo con lo que comentas. Ignoro si estamos viviendo un sentimiento hacia algo más grande. Al menos yo no lo percibo. Tampoco tengo tan claro si la ciudadanía será o no será la misma. No creo que esto nos cambie tanto. Pero no lo digo como algo negativo, soy de tener los pies en la tierra. Apuesto por el progreso pero no soy amigo de revoluciones ni de utopías que en general solo causan dolor. Lo que cambiará o ya ha cambiado es el contexto, mucho más empobrecido. Solo sé explicar la situación actual como una gran desgracia en todos los sentidos (de salud pero también económico) en un momento en que España empezaba a salir a trancas y barrancas de la crisis.

16. Actualmente muchas compañeras y compañeros de profesión están lanzando por redes todo tipo de mensajes de ánimo o apoyo, contando al mundo su labor diaria, etc. La lista es enorme y crece cada día más. ¿Uno de los efectos de la cuarentena está siendo la gran movilización y por tanto visibilización que está teniendo la profesión? ¿El letargo del que palidecía parte del gremio ha llegado a su fin?

No sé visualizar esa gran movilización que me comentas. A veces las redes son solo espejismos. No hay que sobreestimarlas. Si que es verdad que últimamente hemos salido más en algunos medios de comunicación. Intuyo que puede ser porque algunos educadores, con nombres y apellidos (gente como Oscar Martínez, por ejemplo) se han lanzado más a escribir artículos, dar entrevistas, etc. y lo hacen con solvencia. Me parece que obedece más a impulsos personales. Pero quizás esté equivocado y me falte información. Respecto al letargo profesional que comentas. Bueno, no estoy muy seguro de que la situación vaya a cambiar muchísimo respecto a los medios: somos una profesión que escribe poco.

Por otra parte, los medios de comunicación ponen el foco donde ellos consideran, no porque los educadores imploremos atención. Lo que quiero decir es que está bien que estemos ahí y seamos visibles, pero hay que relajarse . Tampoco salen en los periódicos los científicos y los investigadores (salvo ahora en la pandemia), y eso me parece mucho más grave para los ciudadanos.

17. ¿La configuración de nuestra profesión o la forma de entenderla hace que un educador o educadora social sea un educador o educadora social las 24 horas?

Espero que no. Si sabes de alguien que sea así por favor dímelo: ¡para salir corriendo!

18. ¿Un profesional de la Educación Social que no lee o no tiene una formación continuada en el tiempo está condenado a repetir sus errores? ¿En esta profesión no acabas nunca de aprender del todo?

Cierto. Ni en esta profesión ni en ninguna. Leer, informarse, aprender es también una manera de estar en el mundo. A mis alumnos una de las primeras cosas que les pregunto es cómo se informan. Hay que leer periódicos.

19. En las escasas “rayas en el aire” (aunque cada día más) en las que la Educación Social forma parte de los centros educativos, ¿consideras que participamos fehacientemente en el tan ansiado cambio de modelo educativo?

(también habría que tener claro qué modelo educativo ese ese…): Por lo que yo conozco no. Tampoco nos han invitado al cambio de ese modelo. Pero, como bien dices en la pregunta, habría que hablar largo y tendido lo que uno entiende por cambio de modelo educativo. Tampoco tengo muy claro que se lo esté planteando la misma escuela. Yo solo puedo entender la educación social en la escuela si ayuda a la igualdad de oportunidades. Una práctica que ayude a igualar por arriba, en la excelencia, no por abajo. Y también en su papel de nexo entre la institución y la comunidad.

¿Más bien somos los apagafuegos oficiales?

Apagar fuegos no está nada mal. Aunque es tremendamente difícil. Y apagarlos solo es imposible, a no ser que sea uno el señor Lobo de Pulp Fiction. También depende de la vocación de apagafuegos que tenga uno. El lugar que uno ocupa tiene que ver bastante con las miradas (cómo me ve la escuela, cómo la veo yo a ella, cómo quiere que yo la mire, como quiero yo que me mire ella) y con una vocación de servicio público: vamos a unir esfuerzos para ser útil a los ciudadanos, en este caso a los niños, los jóvenes y a sus familias.

20. Hablemos de los prácticums del grado. Tristemente cada día recopilo más historias del alumnado o del que lo fue, que harían palidecer a más de uno y más de una. Hay honrosas excepciones, como en todo, pero la tónica general deja entrever un problema de fondo que ya saluda bien temprano desde las aulas. Sin ir más lejos y a modo de ejemplo gráfico, mis prácticas de 2º fueron ir a por churros al bar de la esquina.

No puedo generalizar, pero mi experiencia tutorizando prácticums es otra: alumnos bastante satisfechos con la experiencia, aunque hayan vislumbrado las dificultades del campo profesional que les espera. Solo un apunte, como tutor yo no hubiese permitido que tu experiencia fuese así. Y, si me lo permites, como alumno creo que te deberías haber plantado. Quiero creer que lo que me explicas fue puntual, si no tus prácticas, perdóname la broma, fueron un churro.

Esta situación, las que han ocurrido y las que seguirán ocurriendo, ¿ponen de manifiesto que la profesión es tomada a cachondeo?

Quiero pensar que no. Ya te digo, mi experiencia es otra. De todas maneras, a esa pregunta solo se me ocurre contestar con otra pregunta: ¿tomada a cachondeo por quien? En situaciones así hay que buscar responsabilidades: la primera, la universidad, por supuesto. Luego los centros o entidades que hacen convenios con la universidad y también una parte de responsabilidad de los alumnos en exigir aprendizajes de calidad. Repito que mi experiencia no es la que explicas sino todo lo contrario.

21. Lejos de plasmar una experiencia ajena, queremos compartir contigo algo vivido desde el equipo de Educarlex. En una ocasión y para ponerte en antecedentes, se nos calificó desde un centro de día con personas mayores de la siguiente manera:

“Para la administración sois como profesores de gimnasia y como no sé qué sois, no os voy a contratar”

¿Reina el descontrol y la confusión en la Educación Social?

Es cierto que es una profesión con una definición demasiado general, que además se desarrolla en contextos con encargos también poco o mal definidos (nunca tendremos un encargo claro como puede tener el profesor o el médico). Esto es así y creo que el profesional tiene que aprender a manejarse en la incertidumbre. Dicho esto, no conozco el caso que me explicas ni los matices. Siempre te puedes encontrar gente borde, pero, en general, creo que hay que intentar no exponerse a que a uno le den ese tipo de respuestas. Quiero decir, yo no sé si los educadores tenemos que estar en un centro de día o no, pero si creemos que sí, tenemos que presentar una propuesta educativa razonable y  bien estructurada. Que nos puedan decir que sí, o que no, pero nunca por los motivos que comentas. Sé que no es fácil, pero no se me ocurre otra manera de tener el respeto profesional de los demás. Trabajar duro para conseguir competencia profesional.

22. En una parte de su libro, “Educador Social en Alaska”, habla del concepto “ciudad educadora” como algo más que una palabra vacía, dándole como un posible significado el pacto entre los agentes sociales de la comunidad para ofrecer mejores perspectivas de futuro a las personas, especialmente a los menores. Es su momento no pensaba que fuera utópico, ¿sigue pensando lo mismo?

A niveles más micro, en cierta manera ya se da. Mi experiencia es que se puede trabajar conjuntamente con los técnicos de juventud, profesores, pediatras, etc. y hacer cosas muy interesantes. Yo he trabajado, y me han dejado trabajar, dentro de las escuelas e institutos desde esa perspectiva. Sí que es cierto que veo más complicado que venga como un encargo real, de arriba a abajo, departamental o entre administraciones.

¿Tiene pensado llevar a cabo un “Educador Social en Alaska 2.0”?

En cierta manera ya lo hicimos. La segunda parte del Educador social en Alaska, Alaska 2099, se situaba en un futuro muy tecnológico. Aunque era más una crítica a los recortes y al control social. De momento, y hasta que Apple invente nuevas maquinitas, la comunicación humana ha cambiado, pero no tanto como parece, porque el ser humano no ha cambiado tanto.

23. ¿Cuál ha sido la mayor dificultad a la que has tenido que hacer frente como profesional?

Cuando trabajas con personas, familias, etc. a veces en situaciones dramáticas, la dificultad es extrema. Quizás a nivel general, no tanto de casos particulares en sí, una de las dificultades ha sido mantener el equilibrio entre ayudar a las personas en temas de subsistencia o de necesidades básicas, es decir, derechos universales, sin dejar de ver al otro como sujeto responsable. Como ciudadano con derechos y deberes. Es fácil y humano colocar al otro en posición única y exclusiva de víctima, que es lo menos educativo del mundo. En épocas de crisis económica como la que va a venir, todavía más.

24. ¿Recuerdas alguna anécdota de todo tu periodo profesional que te traiga alguna sonrisa en los malos momentos?

Muchas. Pero las recuerdo sobre todo en los buenos momentos. Sobre todo aquellas en las que la persona atendida se ha reído de mi por una metedura de pata mía o porque, de repente, me había despistado. A partir de las cuatro horas de entrevistas tiendo al ensimismamiento.

25. ¿Es la Educación Social una profesión para toda la vida?

Determinados roles o encargos quizás no tanto. Quizás se necesite una energía que no tienes a los 50 años. Pero en general sí.

26. Para terminar, ¿dónde te ves como profesional dentro de unos años?

Con mi edad, quizás el de técnico comunitario sea mi último rol profesional, aunque nunca se sabe. Empiezo un periodo del que espero que salgan buenas experiencias. Por lo demás, quiero seguir observando y narrando un poco desde fuera lo que hacen las nuevas hornadas de educadores sociales. Hay gente joven muy preparada y con mucha motivación que estoy seguro que dará un impulso y muchas alegrías a la profesión.

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