Educadora Social y Monitora OTL ▷ ReeduCARte
- educarlex
- 18 abr 2020
- 12 Min. de lectura
ESPACIO PERSONAL
Lo primero y puede que más importante, cuéntanos un poco sobre ti.
Me llamo Carmen Cerpa Carvajal, Educadora Social y Monitoria OTL. Nací el 15 de marzo de 1996. Y aunque soy natural de Galaroza (Huelva) resido en Sevilla desde hace casi 6 años.
Mi vinculación con la educación social venía desde mucho antes de que yo lo supiera. Siempre me han dicho que me metería en líos por ir de «defensora de las causas perdidas». Comencé aproximadamente en la adolescencia a sentir un especial vínculo con el colectivo animalista. Entonces, empezó a brotar en mí el «sé el cambio que quieres ver en el mundo´´.
Realicé el bachillerato de artes plásticas, imagen y diseño. Descubrí en el arte una vía de comunicación muy eficiente. No obstante fue preparando selectividad, realizando comentarios de texto, cuando me di cuenta de que la crítica social me apasionaba. Con la inmigración en pleno auge no entendía por qué unas vidas valían más que otras. Pensé en estudiar periodismo o psicología. No fue hasta la misma semana de selectividad, en una mesa de orientación donde te recomendaban universidades y carreras, que descubrí la educación social. Mi intuición no me falló, quise combatir las injusticias sociales en primera línea.
Desde entonces sé que no pudo haber una profesión mejor para una persona que se describe a sí misma como experta en hacer lo que no se puede, gritar lo que no se dice y mirar lo que no se ve.
¿Qué tipo de libros te gustan?
Me gustan las novelas realistas y psicológicas. Es decir libros en los que pueda verme reflejada o con los que crecer interiormente. Uno de mis preferidos es Identidades Asesinas de Amin Maalouf. Además, suelo utilizar muchísimo los cuentos infantiles en mi trabajo con menores. Siempre le he dado mucha importancia a la lectura por lo que suelo inculcarla a través del ocio y el tiempo libre para que deje de vincularse únicamente a la esfera académica.
Elijo la temática de los cuentos acorde a las necesidades que voy observando: Tengo un volcán, Elmer, ¡Vivan las uñas de colores!, El cazo de Lorenzo, Camuñas, El dedo en la nariz, Trenfugiados, Topito terremoto, El monstruo de colores… podría recomendar muchísimos, tengo una lista infinita.
¿Cómo te describirías con una sola palabra?
Expresiva. Me encanta comunicarme por cualquiera de sus vías. Soy muy habladora, escribo muchísimo e incluso gesticulo conscientemente.
¿Cuál es tú película favorita?
La vita é bella.
Sencillamente es un ejemplo de cómo hacer de una situación dramática una comedia. Aborda además la temática del antisemitismo desde la resiliencia, el amor por la vida y la familia. Me gustan las películas que transmiten valores y, concretamente, ésta tiene muchos de los que intento incentivar en las personas con las que trabajo.
En relación con esto, hace poco se ha hecho viral un vídeo compartido por CEAR en el que una niña siria que está con su padre se parte de la risa cada vez que cae una bomba como si de una especie de juego se tratara.
Si te dieran la oportunidad de obtener un superpoder, ¿cuál sería?
Me encantaría tener el superpoder de teletransportarme a donde quisiera instantáneamente. ¿La razón?
Soy una persona que le gusta superarse constantemente intentando sacar el mayor provecho a la vida. Suelo hacer muchas actividades simultáneamente (combinación de trabajos, formaciones…)
Debido a que no tengo este superpoder realizo mucho esfuerzo para alcanzar algunas de mis metas. En otras ocasiones el espacio-tiempo no me permite estar en todos los lugares a los que me gustaría asistir.
ESPACIO PROFESIONAL
¿Cómo entiendes tú la Educación Social? ¿Volverías a escoger la misma formación académica?
La educación social para mí es una oportunidad que se otorga a personas que no la tienen, que la necesitan y no la piden, que la tuvieron y quieren rectificar su decisión…
La educación social es la oportunidad de recibir un: «te acompaño». Porque el camino a veces es demasiado largo para las previsiones que llevan. A lo mejor es muy empinado para las fuerzas que tienen en este momento. Puede que hayan encontrado obstáculos que no puedan derribar solos o solas. Quizá se perdieron y necesitan encontrar de nuevo el sendero. O simplemente tienen miedo porque es desconocido.
La educación social es acompañar sin juzgar.
Definitivamente sí. Nunca me he arrepentido de haber elegido esta forma de vida. De hecho cuando flaquean las fuerzas vuelvo a recordar el motivo por el que comencé.
¿Con qué ámbito de la Educación Social te sientes más identificada?
Siendo sincera aun me encuentro probando la multitud de ámbitos en los que podemos desarrollar la profesión para comprobar en cuál desempeño mi labor profesional de forma más desahogada.
Actualmente como Educadora Social y Monitora OTL, la educación especializada y la intervención comunitaria son los ámbitos donde considero que puedo ofrecer mis servicios provechosamente con las habilidades y destrezas que poseo.
Haciendo alusión a tus redes sociales (@ReeduCARte), ¿qué significado tiene para ti la frase: “desaprender a través del arte”?
Para mí el arte siempre ha sido una vía por la que comunicar lo que no diríamos del modo en que lo hacemos comúnmente. Concretamente uso la palabra desaprender porque considero que los educadores sociales tenemos la labor de reeducar y para ello el primer paso es desaprender las conductas desadaptativas o disruptivas.
La metodología que en mi desempeño profesional me ha sido más útil es el arte, ya que hay gran variedad de procedimientos artísticos que se pueden personalizar según el caso. Por ejemplo: la música, la literatura, el dibujo, el cine…
¿Tienes algún tipo de formación complementaria? En el gremio de la Educación Social, ¿se necesita una continua formación?
Sí, me gusta realizar formaciones específicas relacionadas con los colectivos con los que me desenvuelvo diariamente. No obstante, considero que no es necesario invertir gran cantidad de dinero para formarse. Tengo más de 10 títulos complementarios a mi formación académica de educadora social y monitora OTL y muchos los he obtenido de forma gratuita.
Claramente, eso precisa estar en continua búsqueda de recursos, de programas subvencionados y abalados por el ministerio u entidades relevantes en el sector. Algunas de ellas son: formación básica en protección internacional, monitora de ocio y tiempo libre infantil y juvenil, empoderamiento femenino y prevención de la violencia sexual, acogimiento residencial de menores, prevención de drogodependencias, prevención e intervención en trastornos de la conducta alimentaria con población adolescente…
Creo que la formación continua es necesaria en todos los gremios. La formación continua es actualizar el conocimiento, evolucionar a la par que lo hacen las personas con las que trabajamos y sus necesidades.
Alguna vez has tenido ocasión de escuchar a algún aspirante a educador o educadora social, decir que jamás trabajarían con un colectivo ya que serían incapaces, ¿existen los estereotipos y prejuicios en la profesión?
Sí. Realmente son muchos los colectivos con los que podemos trabajar y los educadores sociales no somos perfectos, también tenemos vivencias que nos limitan a la hora de realizar algunas funciones o incluso que nos hacen tener estereotipos. Yo misma tengo un colectivo con el que considero que no daría el 100% de lo que puedo aportar con mi labor. En mi caso creo que el colectivo que es mi talón de Aquiles, por ahora, son las personas dependientes o con enfermedades asociadas a la tercera edad.
Por supuesto, todo es probar. Decidí realizar una formación de atención sociosanitaria a personas en situación de dependencia que tenía una parte práctica que desarrollé en un centro de estancia diurna. Cierto es que para mí fue muy duro porque es un colectivo al que aprecio mucho y con el que me reblandezco. Recuerdo que lloré ante situaciones e incluso me bloqueé, por ejemplo, ante un brote de agresividad de un anciano con alzheimer. No me inscribo a ofertas de educadora social para ese colectivo porque estimo necesaria una preparación previa para que las situaciones que describo no se repitan y dificulten mi quehacer si trabajara en dichos lugares.
En mi opinión es positivo conocer nuestras limitaciones e intentar enfrentarnos a ellas. Admitir un «no puedo» es un acto de sinceridad con uno mismo y con los demás. Las personas para y con las que trabajamos se merecen lo mejor y si no podemos ofrecérselo lo más acertado es admitir que, por el momento, no trabajaríamos con dicho colectivo.
¿Cuál fue tu papel profesional y cómo ha sido tu experiencia como educadora social impartiendo charlas educativas?
Al describirme anteriormente como una persona expresiva o con cierta facilidad para la comunicación, un trabajo que requiere la trasmisión de un mensaje se trata para mí de una tarea muy atrayente.
Mi función principal era la difusión del proyecto en cuestión o la promulgación de un programa específico mediante la realización de talleres prácticos en centros escolares. En ambas ocasiones se compartía como objetivo el fomento de hábitos saludables. Es decir, una alimentación equilibrada y ejercicio físico diario. Se trabajó dicha temática desde un aspecto lúdico y participativo: exponiendo la información desde una metodología dinámica, creando divertidas recetas, probando alimentos, compartiendo con los compañeros y realizando un baile grupal.
Actualmente los medios de comunicación están enfocando mucho el interés en el llamado “pin parental”, ¿qué opinión te merece como educadora social que impartía charlas educativas?
Considero que con la implantación del pin parental se vulnera el derecho de los niños y jóvenes a recibir una educación integral. No niego que los padres tengan derecho a mostrar a sus hijos sus valores pero la ciudadanía debe entender que la sociabilización secundaria de los niños se realiza en la escuela.
Que a los menores se les niegue la obtención de información desde las escuelas solo fomentará el aprendizaje a través de los medios de comunicación, de las redes sociales e Internet. Debemos tener en cuenta que tenemos, además del derecho, la necesidad de saber acerca de ciertos temas para construir nuestra visión personal.
Por poner un ejemplo, no podemos incentivar que la educación sexual se forme con la pornografía porque no tengan acceso a otro tipo de información que a la que le ofrezcan sus progenitores. Teniendo presente que además en muchas familias hay temas que no se abordan, que se desconocen o en los que la información que se da está sesgada por los valores individuales que se poseen.
Incluso en el tema alimenticio, de ofrecerse la posibilidad, habría familias que no dejarían asistir a sus hijos. Y todo por creer que la información que se les dará a sus hijos es contraria a sus rutinas alimenticias sin saber realmente el gran abanico de posibilidades que se contemplan en este tipo de charlas (al menos cuando yo las he impartido).
Ser contratado o contratada como una figura profesional y ejercer como otra, en este caso, como educador o educadora social, aspecto sin duda recurrente y que muchos y muchas podrán sentirse identificados. ¿Qué está pasando en la Educación Social?
Es, sin duda, el pan nuestro de cada día. Exigen nuestro perfil pero no lo pagan. Es decir, precisan nuestra formación como educadores sociales (además de formaciones complementarias por cada colectivo) pero no tienen en cuenta el esfuerzo que eso ha requerido.
Es este el motivo por el que muchas personas deciden no dedicarse a esta profesión, abandonando su vocación, porque no pueden permitirse vivir de ella.
Siendo Educadora Social y Monitora OTL, ¿cómo ha sido y es tu experiencia profesional con los colectivos de infancia y juventud?
Realmente cuando comencé mi sendero en la educación social di mis primeros pasos pensando en el trabajo con grupos de adultos, no me veía trabajando con niños. Sin buscarlo, mis primeras experiencias fueron con este colectivo. Observé que sin apenas potenciarlo se creaba un lazo muy estrecho. Aun estando otros profesionales, ellos preferían recurrir a mí.
Al final este colectivo me fue gustando cada vez más y ahora sé que de lo que ocurra en esta etapa depende el adulto con el que nos encontraremos el día de mañana. Me implico mucho porque la infancia y la adolescencia es una etapa crucial para la vida e intento que sea lo más sana y feliz posible, a pesar de cada casuística personal.
No podemos no preguntarte por tus experiencias y vivencias en el polígono Sur de Sevilla, también conocido como las 3000 viviendas. ¿Un barrio como otro cualquiera de este país o estigmatizado para siempre por los medios de comunicación?
Que las tres mil viviendas (topónimo no oficial por el que se conoce la zona) aparecen a menudo en los medios de comunicación dando la imagen de los barrios más marginales y peligrosos de España es una realidad.
Pero antes de creer todo lo que en los mass-media podemos encontrar debemos tener en cuenta que el contexto de alta exclusión social se da porque, además de los propios estereotipos y prejuicios que la sociedad ya tiene, son varias las barreras arquitectónicas que incomunican al barrio aislándolo tanto geográfica como socialmente. La alta tasa de analfabetismo y de paro a veces acaba en actividades delictivas. Pero, sin duda, las barreras que más dividen a los habitantes de este barrio de los del resto de Sevilla son las psicológicas.
A lo anterior se añade que el barrio lo componen personas provenientes de asentamientos chabolistas y otras zonas de la ciudad que necesitaban una mejora en la calidad de sus viviendas, en su gran mayoría personas de la etnia gitana. Debido a su anterior estilo de vida en apenas unos años los bloques pasaron a presentar una imagen ruinosa, con carencias de los servicios que originalmente presentaban como pueden ser los conocidos robos de motores de los ascensores o la venta de las tuberías de cobre. Todo ello ha desembocado en una población que en su mayoría vive en un chabolismo vertical continuo.
Pero este barrio y sus habitantes han tenido un gran proceso evolutivo en el que han intervenido muchas de las entidades que a día de hoy siguen al pie del cañón organizando actividades en el barrio.
Cuando en mi primer año de carrera me comunicaron que teníamos la posibilidad de realizar aprendizaje servicio en el barrio sentí miedo. Yo era nueva en la ciudad, una cría de un pueblo pequeño a la que mandaban a donde ni entraba la policía (según internet). Me vi todos los programas en los que había salido este barrio, en las noticias incluso salían casos de agresiones de familias a profesores del colegio al que iría…
Durante un año asistí a ese colegio sin ningún altercado, al año siguiente fui a otro colegio del barrio y el año pasado tuve el placer de trabajar en el centro cívico. Tengo una sorpresa para cualquiera que no conozca el barrio: entra la policía, los servicios de limpieza, reparten el correo, pasan los autobuses y viven personas maravillosas… Creo que polígono sur es uno de los barrios sevillanos en los que más se trabaja con su población y por ello está convirtiendo a sus habitantes no solo en ciudadanos de a pie sino en ejemplos de superación.
Actualmente, eres educadora social en la fundación “Sevilla Acoge”. Cuéntanos un poco la labor de esta fundación en Sevilla. ¿Cuál es tu papel en dicha fundación?
Desde un trabajo multidisciplinar la Fundación Sevilla Acoge atiende al colectivo inmigrante ofreciendo una recepción integral. (Asistencia jurídica, orientación laboral, servicios de acogida…)
Mi papel en el departamento de infancia y juventud es el de referente familiar. Me encargo de la realización de seguimientos familiares, tutorías escolares, refuerzo individualizado y grupos de refuerzo asistido. Todo ello con el objetivo de apoyar y mejorar los procesos de integración y éxito escolar de niños y niñas, pertenecientes al colectivo inmigrante en situación de especial vulnerabilidad social y/o económica, participantes en el servicio de Refuerzo Educativo del Programa CaixaProinfancia.
A menudo he podido escuchar de diferentes profesionales de nuestro sector o incluso del propio profesorado a cargo del grado en Educación Social, que el voluntariado mantenido en el tiempo es esencial para llegar a ser y cito: “un auténtico profesional de la Educación Social”. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
Por supuesto que no. Considero que mientras nos estamos formando necesitamos la práctica profesional para reflejar los contenidos dados aunque debería estar incluso remunerada en algunos casos.
Pienso que se está sustituyendo a profesionales mediante personal en prácticas y personal voluntario. Eso, además de no ser legal, daña nuestra profesión pues da la sensación de que cualquiera puede realizar nuestras funciones. Yo tuve claro que una vez tuviera el título en mis manos no volvería a ser voluntaria, si me querían en su equipo deberían pagar mi valía.
Los educadores sociales también comemos.
¿Cuál ha sido la mayor dificultad a la que has tenido que hacer frente como profesional?
Aceptar los límites. A veces, queremos y creemos que podríamos hacer muchas cosas más por mejorar algunas situaciones puesto que trabajamos con personas.
En mi caso veo a niños en situaciones difíciles, imagino su futuro no muy lejano y me planteo como sería con otras oportunidades que por desgracia no llegan a tiempo. Pero tienes que aceptar cuáles son tus funciones y cuál es su realidad. Tienes que dejarlos ir con lo que has podido ofrecerles esperando que haya sido suficiente para que sigan adelante.
¿Recuerdas alguna anécdota de todo tu periodo profesional que te traiga alguna sonrisa en los malos momentos?
Recuerdo el día en el que llegué al centro de acogida y me dispuse a pasar por los hogares presentándome a los niños y las niñas.
Quise tener una actitud cercana así que iba preguntándoles cosas de forma casual. Había un grupito de niñas con el pelo envuelto en papel de aluminio así que les pregunté si se estaban echando un tinte. Se echaron a reír y yo no entendía nada. Aunque tardé poco en comprender sus risas cuando a las semanas me tocó hacer revisión de cabezas y, en los casos afectados, tratar la pediculosis.
Cuando bastantes meses después era mi último día en el centro muchos de los menores tenían sorpresas para mí: teatros, cartas, dibujos… Pero estas niñas decidieron despedirme saliendo con sus cabezas envueltas en papel de aluminio acompañadas por la canción Carmen de Los Chunguitos.
Parece ser que no seré la única que tendrá una anécdota genial de por vida.
Para terminar, ¿dónde te ves como profesional dentro de 10 años?
Actualmente soy Educadora Social y Monitora OTL, pero no sé si es realista decir que me veo así en 10 años aunque es como me gustaría verme.
Mi sueño es construir un centro en el que combinara la mejora de la vida de las personas con la mejora de la vida de los animales. Me encantaría crear un espacio natural en el que se realizaran actividades conjuntas. Mi idea es que los animales provinieran principalmente de adopciones priorizando además la acogida de animales mayores o con diversidad funcional. No me gustaría limitarme a realizar intervenciones asistidas con perros o equinoterapia sino tener abierta la posibilidad de acceso a los animales que necesiten adopción sin importar su condición.
Con estos animales co-terapeutas haría actividades de sensibilización, recibiría visitas escolares, me movilizaría a residencias, podríamos recibir a personas en situación de privación de libertad, terapias asistidas para personas con diversidad funcional…
El primer paso, que espero dar pronto, hacia este sueño es la realización del máster de terapias asistidas con animales y diversos cursos de adiestramiento e intervención con animales. A partir de ahí a convertir los sueños en realidad.
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